UNA VIDA NUEVA
Había una vez…
Una araña que la trataban mal en su mundo, Marte. Cada noche pensaba de irse de ese mundo, pero no se atrevía. Cada noche pensaba de irse de ese mundo, pero no se atrevía. Tenía un amigo rapero que lo consolaba pero se fue a Júpiter por motivos familiares.
Un día, se escapó de Júpiter para pasar un fin de semana en casa de la araña. Estuvieron horas y horas hablando hasta que lo convenció rapeando. Patricio, la araña, dejó una nota en la mesa diciendo que iba a un lugar donde estaría mejor y que no se preocuparan. Por la madrugada empezaron el viaje, estuvieron días y días, hasta que llegaron.
-Y bien, ¿dónde puedo alojarme?-Dijo Patricio.
-Hay un hueco en mi casa, sígueme.-Dijo el rapero Calamardo.
-Vamos, tendrás que presentarme a tu familia, ¿no?
-Mm…no, mis padres murieron en un accidente. Iban a tope y yo era el único que llevaba el cinturón.-Contó Calamardo.
-Lo siento…
-Bueno, vamos a pedir unas pizzas para pasar el día.
-Es todo muy raro comparado con Marte.
-Tengo amigos muy majos, luego te los presento.
-Fantástico.-Dijo Patricio.
Patricio y Calamardo pidieron las pizzas, le enseñó su casa y llamó a dos amigos para que los conociera. Se llamaban Zipi, Zape y tenía un amigo que se llamaba Jesús que estaba muy triste porque se le había perdido el largarto.
Decidieron ayudarle entre todos para encontrarlo.
Jesús les contó que tenía una marioneta que cobraba vida. Un día Jesús sospechó que la marioneta había soltado a su lagarto. Él no paraba de buscar al lagarto porque le tenía mucho aprecio y sabía cantar.
Jesús cogió la marioneta y comenzó a sacudirla. No paró de preguntarle dónde se encontraba el lagarto y cómo había abierto la jaula. La jaula la había diseñado su padre con un código de apertura y no era fácil abrirla para cualquiera.
La marioneta le dijo que tenía envidia del lagarto que estaba siempre feliz y tenía una voz muy bonita.
Jesús estuvo toda la noche buscando a su mascota pero no lo encontraba.
-Bien, vamos a buscarlo.
Se dieron cuenta de que había una planta carnívora bajo su cama y ese podría haber sido el culpable de la desaparición del lagarto. Escucharon al lagarto cantar hasta que lo vieron en el viejo trastero.
- Muchísimas gracias de verdad por haberme ayudado.
Patricio y Calamardo se fueron a casa a dormir.
Al día siguiente desayunaron y quedaron con los amigos de Calamardo para jugar al béisbol.
Estuvieron jugando mucho rato, y a Patricio, le enseñaron en un momento a jugar y se le daba de maravilla.
-Jeje… la suerte del principiante dijo Zape.
-Es un crack, 3 home run en 5 disparos.-Sorprendido dijo Zipi.
Cada día iban a jugar y Patricio no paraba de mejorar.
-Está bien, creo que está preparado para hacer un torneo.
-Intentaré hacerlo lo mejor posible.
Empezó el partido, y remontaron con la salida de Patricio al campo. Ganaron. Nunca había estado más contento.
-¡Victoria!, nosotros ganamos.
-Tres hurras por Patricio, ¡HURRA! ¡HURRA! ¡HURRA!
Vivieron felices y comieron perdices.
Yasmín Maldonado 2º B
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